Con ganas de armarla

Fui andando por alli,acababa de llegar y ya queria ganas de hacer cualquier tipo de cosa,menos clase, claro.
Fui andando por los pasillos tranquilamente,no habia nadie por alli y me parecio todo muy soso

Vi pasar a una chica

-Vaya...veo que aqui la gente es igual de antipatica que en Rusia-dije mirando a la chica que acababa de pasar por mi lado

Segui mirando por la ventana

Suelto una risita burlona alzando la vista por encima de mi libro.

Estaba sentado en el suelo, con las piernas estiradas y juntas, mirando detenidamente un libro de ilustraciones.
En la portada se podia leer en letras grandes, en relieve: "Subrealismo del nuevo siglo", sobre un fragmento de un cuadro, en el que se veian dos encapuchados besandose.

Mi aspecto no estaba mucho mas ciudado que de costumbre, vestia una camiseta gris descolorida, unos vaqueros y mi chaqueta marron, que tenia quitada, sobre las piernas.
Junto a mi, dentro de mi bandolera semiabierta, mi armiño roia trozos de pan sobre algunos libros, asomando timidamente la cabeza.
-umm me encanta esta escuala Arpegio, se respira un buen ambiente...-comento acido a mi mascota estirantome con un sonoro bostezo. Tanta lectura a ras de suelo me habia entumecido los musculos.

Me quito las gafas, solo eran para leer, y exagerando el gesto saludo con una sonrisa.
Cierro el libro y lo guardo en mi bolsa, haciendo que mi armiño se esconda bajo mi chaqueta nervioso.
-¿Un sitio de locos, verdad?-me dirijo a ella dejando por un momento de silvar una musiquilla.

-Aun no estoy muy seguro de si venimos aquí por estar locos, o es el estar aquí lo que nos hace estarlo. En cualquier caso estoy seguro de que no te pondrán impedimentos si quieres irte.-contesto sin pensarlo demasiado mientras bajo la mirada a la tapa de mi libro. Como tantas otras veces, la portada era lo único interesante del libro.
Miro a la chica a los pies sin dejar de preguntarme si no sería ella también un libro vacuo.

Alzo la mano y abro una ventana. De mi bolsa saco un paquete de cigarrillos y se lo tiro a los pies tras encenderme el mío.
El armiño salía entonces de su escondrijo y trepaba hasta resguardarse entre mis manos manchadas de pintura.

-Señor Rata para ti querida.-respondo cortante dejando escapar el humo del cigarro por la nariz.-En cualquier caso, nosotras no somos muy bienvenidas y es difícil encontrar un buen sitio.

Doy un par de caladas más y acerco el paquete con el pie ante su rechazo.

-¿Y a que debo tal honor princesa?-comento divertido mientras me pongo en pie para tirar la ceniza por la ventana. Aun no había reparado demasiado en ella. Era más o menos de mi estatura, y frente a frente, me pare algo mas a observarla, retirando la vista al notar que la miraba.

Suspiré

-No, si al final la niña esta...-murmuré y segui a mi rollo, dejando a esos dos en paz...no me apetecia discutir y menos por las bobadas de esa chica

-Valla....debo pedirte perdón si te he confundido, no era mi intención en absoluto ser simpático, ni siquiera agradable-ironizo mirando hacia abajo por la ventana, donde caía la ceniza.
-En cualquier caso Ane es más corto, no es tan divertido, pero ya que me he ganado el honor, será mejor mantenerlo.-comento volviendo a mirarla a la cara, sin variar el tono exageradamente cordial.
-En fin, no te negare que la idea de que me llames Señor Rata, francamente me atrae, pero con William también sirve.-añado acabando con la burla, tomando un tono más usual.

-Valla, una pena, me gustan las piruletas.-hablo en un tono de fingida decepción.

Dejo caer el cigarro por la ventana y tras cerrarla recojo mi bandolera y me la hecho al hombro.
-¿Dime Ane, llevas mucho tiempo aquí?- pregunto distraído, acabando de recoger mis cosas.

-¿Como lo has sabido?-contesto con sarcasmo.-En cualquier caso, estoy seguro de que no me costara acostumbrarme, aunque todo eso de los luchadores y sacrficios me ha pillado algo de improviso ¿Tu tambien eres una luchadora?

-Aun no se muy bien como va todo esto, pero por lo que dices mas me vale portarme bien con mi sacrificio.-digo pensando en Ignis.-Aunque por suerte ella es una buena chica.

-¿Quien es tu luchador?-pregunto interesado.

-En general suelo decantarme mas por el rojo, pero a la hora de poner mi integridad en sus manos, creo que me quedo con mi angelito.-bromeo sin poder evitar imaginar a las dos chicas disfrazadas de angel y demonio.
-Sabes, creo que una aureola y unas alas blancas tambien te quedarian muy bien-en mi imaginacion los papeles se invierten, y no puedo conseguir reprimir una risotada.

-Ven vamos fuera, quiero fumar-le pido arrastrandola conmigo.