Cafe caliente

Escondido al fondo de la cafeteria, miro distraido a la gente, en su mayoria alumnos, que recorren la cafeteria.
En mi mesa, pequeña y de madera, estan esparcidos varios libros y hojas manuscritas sobre diferentes aspectos de la arquitectura gotica.
Sobre uno de los gruesos libros, en el que se ven varias fotos de enormes catedrales, reposa una taza de cafe.
Junto a mi, en una silla, esta mi bandolera abierta, con mi armiño blanco en su interior.

Doy un sorvo del cafe...esta frio, por lo que me lo bebo de un trago con resignacion y pido otro.

En su tour por la escuela, Hikari llega hasta la cafeteria.
Allí habia bastante gente, unos entraban, otros salian, y otros estaban tomando algo meitnras conversaban alegremente.
Esperando pasar desapercibida, Hikari observó cuidadosamente toda la cafeteria, esperando recordar donde estaba cada cosa.

Al fondo, le llamó la atención un chico que estaba sentado frente a una mesa llena de papeles.
Se acercó con cuidado, bordeando el lugar, para que no pareciera que se dirigía allí directamente.
Cuando estuvo a una distancia prudencial, pero desde la cual se podía distinguir lo que había en la mesa se detuvo.
En la mesa había distintos escritos sobre arquitectura gotica, y libros de la misma temática.
Procurando que el chico no la notara se acercó un poco más, y entonces vio un pequeño animalito que asomaba desde la silla de al lado del chico.
Hiraki sonrió al ver al pequeño animal, pensó que era muy mono.
Avanzó unos pasos hacia allí, lentamente, mientras reunía valor para preguntarle a aquel chico sobre el animal.
Se detuvo a tres pasos de la mesa, indecisa.

-Arpegio....-me giro y miro a la chica.-Es su nombre, es un armiño.-añado sin apartar la mirada de uno de mis libros.

Hago un sitio en la mesa amontonando varios papeles y coloco mi bolsa junto con el armiño dejando la silla libre.
-No te quedes hay parada.-sugiero apartando la silla con el pie para que se siente.

Hikari dudó un momento, y finalmente se sentó en la silla que le ofrece el chico, algo nerviosa.

-¿Muerde?- Preguntó, refiriendose al armiño, al cual miraba con gran interés.

-Si, pero normalmente prefiere el pan o los dulces-bromeo.-No te preocupes

Termino de escribir un par de lineas mas y cierro los libros poco antes de que me traigan el cafe para hacer mas sitio. Acaricio al armiño y le doy varias gominolasque empieza a roer distraido.

Hikari observó como el chico cerraba los libros, echándole un rapido vistazo a las portadas.
Miró divertida como Arpegio comía unas gominolas.

-¿Puedo acariciarlo?- Preguntó, ilusionada. Le encantaban los animales.

-Es a el al que debes pedirle permiso.-contesto sin pensarlo demasiado.-En cualquier caso, apuesto a que si le das una de estas, no tendra problema.-le paso varias gominolas.

Doy un sorvo de cafe y me quito las gafas, solo las necesitaba para leer.
-¿Dime, cual es tu nombre?

Hikari cogió una de las gominolas que le había dado,y se la ofreció al armiño.

-Arpegio,¿me dejas que te acaricie?- Preguntó, mientras extendia una mano con cuidado y suavidad hacia la cabecita del animal, mientras movía la cola lentamente.

-Ah, perdona por no haberme presentado antes. Me llamo Hikari.- Dijo educadamente.

Arpegio ronronea distraidocon las gominolas

-Yo soy William...y a el ya lo conoces.-bostezo.-¿Tambien eres estudiante de la escuela?

-Encantada, William.- dijo, mientras le ofrecía otra gominola al armiño.- Umm, más o menos. Tengo intención de aprender lo que aquí enseñan, pero, creo que no estoy inscrita ...- Comentó distraidamente.

-Entonces supongo que tampoco llevas mucho tiempo por aqui.-hago una pausa mirandola tranquilo-Yo llegue ayer y ya empiezo a cansarme de este lugar...aunque a el parece gustarle-miro al armiño, siempre estaba contento mientras lo alimentaran y le hicieran caso.

-Acabo de llegar, así que no he tenido tiempo de cansarme.- Dijo sonriendo. Acariaba suavemente al armiño, ya que se dejaba.

-Si no es indiscreción,¿puedo saber porque te has cansado tan rápido de este lugar?- Preguntó interesada.

-Bueno, no es que me canse, pero estoy acostumbrado a otra cosa, no se, un ambiente mas tranquilo, mas rigido.-hago una pausa para sacar un cigarro.-Aunque este sitio tiene cosas que no estan tan mal, es bueno no estar escuchando reproches dia y noche.

Le ofrezco un cigarro antes de encenderlo y dar una calada larga.
-¿Vienes de muy lejos, Hikari?

-Ya veo. Este sitio puede resultar ruidoso, pero también tiene lugares tranquilos. Nos acostumbraremos.- Dijo, sonriendo.

Se sorprendió de que le ofreciese un cigarro, e hizo un gesto con la mano, y negó con la cabeza.

-Gracias, pero no fumo.- Dijo, esperando no ofenderlo por negar el ofrecimiento.

-Eso es relativo. Pero, hace unos años que vivo en Japón, así que vengo desde allí. No es muy lejos.- Miro fijamente al chico.- ¿Y tú?

-Supongo que no, solo vivo a unas 10 horas de aqui....no se si eso es bueno o no.

Guardo los cigarrillos en la bandolera y la cierro

-¿Y cual es tu historia, porque estas aqui?-doy otra calada al cigarro y bebo un trago de cafe.

-¿No debería ser bueno? Así puedes volver cuando quieras. ¿No?- Miró al chico con curiosidad.

-¿Por qué? Eso me gustaría saber a mí ...- Mientras decía esto, le dió otra gominola aArpegio, distraidamente. -Me gustaría tener una mascota ...- Dijo bajito.

-No se si me apetece demasiado volver.-contesto pensando en mi casa. Los recuerdos de ese sitio no eran muchos, y en general tampoco demasiado buenos.

-El tener una mascota es una de las pocas cosas que me gustan de este lugar, no es muy buen conversador pero es buena compañia

-En ese caso, puede que estar cerca sea malo. Todo depende del cristal con que se mire.-

Hikari se guardó el resto de golosinas para otra ocasión, y dejó al armiño tranquilo.

-Yo vivo casi sola, por eso, siempre he querido una mascota.- Contestó tranquila.

-¿Porque no te animas y te haces con una?-sugiero.

-Me gustaría, pero no quiero que mis padres se enfaden.- Dijo, con la mirada fija en el armiño, que se había acurrucado.

-Y no sé si sería capaz de cuidarla bien.- Dijo bajito.

-Siempre puedes comprarte un tamagotchi.-respondo acido.

Hikari soltó una pequeña carcajada.

-Los tamagotchis no dan exactamente compañia. Pero me duran bastante, para ser un puñado de pixeles con un ciclo de vida limitado. Llegué a tener hasta 6 generaciones. Pero, se le acabaron las pilas.- Contó hikari, aunque posiblemente eso no le interesase lo más minimo a William, pero, él había sacado el tema.

-¿Y esos libros?- Preguntó, interesada.

Los miro y paso las hojas.
-Bueno, son solo unos libros sobre historia del arte, tengo que hacer un trabajo sobre arquitectura gotica para clase, nada interesante.-respondo

-¿No te resulta interesante?- Preguntó Hikari, algo extrañada.

-Si, claro que me resulta interesante, pero no tanto como otros estilos...todo es cuestion de gustos.-me explico.-¿Y tu, tienes alguna preferencia al respecto?